martes, 3 de agosto de 2010

LA OTRA NOCHE TUVE UN SUEÑO

No fue un sueño habitual, ni tan si quiera se trató de un sueño bonito; era mas bien un sueño triste. No consigo acordarme de como empezó, recuerdo andar por un camino a tu encuentro, tú estabas sentada al pie de una fuente con la mirada perdida, al acercarme a ti sentí que algo te pasaba, te oía llorar y no sabia por qué. Intentaba hablarte, preguntarte que te sucedía, pero por más que intentaba articular palabra mi voz no salía.
Así que pensé que te sentías triste y por lo tanto si te regalaba algo que te hiciera ilusión estarías otra vez feliz. Te llené de regalos, cosas que te hicieran sonreír y te dije: “He aquí mi primer regalo”.


Te hubiese puesto el mundo a los pies si no hubiese sido por que vi que nada de eso conseguía calmar tu llanto. Me acerqué más a ti, puse mis manos en tus hombros y mi cara en tu pelo; la desesperación me consumía. No sabía que hacer, entonces decidí mirar a la fuente donde se perdía tu mirada, en ella se reflejaban las estrellas. Ojalá -pensé- pudiera bajarlas para ti y así lo hice.


Alcé mis manos hasta tocarlas con las puntas de mis dedos, me esforcé un poco más y atrapé unas cuantas, las bajé a tus pies y se transformaron en rosas. Te dije: “He aquí mi segundo regalo”.
 Pero todo fue a peor, no parabas de llorar y yo no aguantaba ver ese dolor en tus ojos. Tan desesperado me sentía que me aparté de tu lado y alongándome al estanque fue cuando lo vi. Todo quedó claro, ahí en el reflejo no eran las estrellas lo que mirabas, yo también lo vi. Era cansancio, sufrimiento, dolor y lágrimas; era mi propio rostro, no llorabas por que fueras infeliz a mi lado sino por que no sentías que yo lo fuera al tuyo.Entonces supe qué tenía que darte para calmar tu llanto: mi tiempo. Y así lo hice, te dije: ”He aquí mi tercer regalo”…
 Viviré eternamente contigo, no sólo trataré hacerte feliz sino que siempre sepas lo feliz que tú me haces, porque al fin y al cabo eso es el amor.

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